Cómo liderar una clínica desde la responsabilidad: una lección real sobre liderazgo sanitario

Cómo liderar una clínica desde la responsabilidad: una lección real sobre liderazgo sanitario

Liderar una clínica no es controlar: es asumir responsabilidad

Hace unos años, mientras trabajaba como veterinario en una clínica del Reino Unido, conocí a una enfermera excepcional. Vamos a llamarla Brenda.

Brenda era brillante. Empezó trabajando como enfermera en la clínica y, al mismo tiempo, completaba sus estudios gracias a un sistema muy común en Reino Unido: las clínicas financian la formación universitaria del personal sanitario a cambio de una jornada laboral supervisada.

Mientras cursaba su carrera, Brenda asumió cada vez más responsabilidades. Eventualmente, junto con el enfermero jefe, estaba a cargo de formar a cuatro enfermeras estudiantes. Pero ahí empezó el verdadero reto.


El problema: cuando el equipo no responde

Como suele pasar en equipos grandes, Brenda empezó a notar que algunas enfermeras no estaban cumpliendo con sus tareas a menos que alguien las supervisara constantemente. Esto no solo afectaba el cuidado de los pacientes hospitalizados, sino que añadía más presión sobre Brenda y el resto del equipo cualificado.

Intentaron acompañar a las estudiantes en cada revisión, pero el problema persistía. Frustrada, Brenda vino a hablar conmigo. No buscaba que yo solucionara la situación; quería resolverlo ella misma. Eso, en sí mismo, ya era un signo de liderazgo.


El cambio empieza asumiendo responsabilidad

Le propuse algo inesperado: reunir al equipo y decirles que la culpa era suya.

Ella se quedó sorprendida. Me miró y dijo:
—“¿Quieres que les diga que es mi culpa, aunque no lo sea?”

Y yo le respondí:
—“Sí. Porque lo es. Si estás en una posición de supervisión, todo lo que hace —o deja de hacer— tu equipo es tu responsabilidad. Si no han hecho lo correcto, es que tú no les has enseñado bien o no has creado las condiciones para que puedan hacerlo.”

Le añadí:
—“Y de hecho, esta situación también es culpa mía. Porque no vi que necesitabas ayuda para liderar la formación de cuatro estudiantes, además de tus otras tareas.”


Empoderar desde la responsabilidad

Entonces lo planteamos así: haríamos una reunión. Explicaríamos primero por qué era importante que los pacientes recibieran revisiones puntuales. Luego admitiríamos que no se estaban haciendo correctamente, y asumiríamos nosotros la responsabilidad por no haber guiado al equipo adecuadamente.

Después, les pediríamos ayuda. Les invitaríamos a diseñar un plan que facilitara tanto el cuidado de los pacientes como su formación. Como parte del plan, cada estudiante debía presentar un breve resumen de sus pacientes durante las rondas, en vez de limitarse a rellenar fichas.

 


Cuando el equipo es parte del plan, se adueña del resultado

La reacción fue la esperada: sorpresa, algo de resistencia inicial. Pero cuando vieron que no se trataba de imponer normas, sino de darles responsabilidad y voz, todo cambió. Se implicaron, comenzaron a comunicarse mejor, y por primera vez sintieron que también eran líderes de sus pacientes.

La solución no fue autoritaria. No hicimos auditorías ni amenazas. Les dimos contexto, propósito y un rol activo.


Liderazgo clínico: enseñar valores antes que normas

Hubiera sido fácil reunirlas, culparlas y dictar reglas. Pero ellas eran estudiantes. Y si queremos formar buenos profesionales, primero debemos enseñar valores, no solo tareas.

Cada situación compleja en un equipo es una oportunidad para preguntarnos:
¿Qué responsabilidad tengo yo en esto? ¿Cómo puedo ayudar a corregirlo?


Consejos prácticos para líderes de clínicas privadas y equipos sanitarios.

 

  • Empieza siempre por el porqué. No des por hecho que tu equipo entiende la importancia de cada tarea. Explica su impacto real.
  • Asume responsabilidad pública. Si algo sale mal, muestra cómo tú también has fallado como líder. Eso genera confianza.
  • Haz partícipe al equipo en las soluciones. Las personas no rechazan lo que han ayudado a construir.
  • Forma desde los valores. Las competencias técnicas se aprenden; los valores se transmiten.

Reflexión final: no hay malos equipos, hay líderes ausentes

Cuando diriges una clínica o un equipo sanitario, recuerda esto:
no lideras desde el control, lideras desde el ejemplo.

La próxima vez que veas una disfunción en tu equipo, no empieces por señalar. Mira primero en qué parte tú podrías haber hecho algo distinto. Porque el liderazgo real —el que transforma— empieza asumiendo responsabilidad.


¿Te ha pasado algo parecido en tu equipo? ¿Te has visto en la posición de Brenda? Cuéntamelo en los comentarios o comparte este artículo con alguien a quien le pueda ayudar.

  Dr Mark William Hughes MRCVS CertNCS (VPM)

 

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