No necesitas ser quien más sabe para ser líder
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No necesitas ser quien más sabe para ser líder
Liderar un equipo, especialmente en el ámbito clínico, nunca ha sido sencillo. Es un equilibrio constante entre marcar un rumbo claro y permitir que cada persona tenga el espacio necesario para aportar y crecer. Sin embargo, muchos profesionales sanitarios con experiencia siguen sintiendo la presión de ser quienes más saben para poder liderar. Y esa idea, además de falsa, es una de las principales barreras para construir equipos sólidos.
Durante años se asumió que el liderazgo debía recaer en la persona con más conocimientos o más trayectoria. Pero llevar 15, 20 o 25 años en una profesión no garantiza haber desarrollado las habilidades necesarias para dirigir a otras personas. Las competencias clínicas y las competencias de liderazgo son caminos completamente distintos.
A esta tradición se suma otra: la de rodearnos de perfiles más jóvenes o inexpertos para “formarlos a nuestra manera”. Sin quererlo, esto ha reforzado la imagen del líder perfecto, alguien que debe estar siempre por delante, siempre impecable, siempre en control. Y aunque suene atractivo sobre el papel —“liderar con el ejemplo”—, en la práctica esta visión genera varios problemas.
Las consecuencias de intentar ser el que más sabe
1. El liderazgo queda en segundo plano
Al centrarnos tanto en estar por delante en lo clínico, acabamos descuidando lo que realmente necesita el equipo: dirección, acompañamiento y claridad.
2. El equipo recibe un mensaje equivocado
Cuando solo cuidamos lo técnico, sin reforzar la cultura de equipo, el grupo entiende que nadie está realmente liderando. Y a largo plazo, esto desmotiva.
3. No dejamos que otras personas crezcan
Si el estándar es la perfección, nadie se siente lo bastante preparado. Y el equipo termina esperando que el líder lo haga todo.
4. La perfección no inspira
Por mucho que nos esforcemos, la perfección genera distancia. Lo que vemos como “dar ejemplo”, otros pueden interpretarlo como “no hay forma de estar a su nivel”.
Lo que sí inspira a un equipo clínico
La inspiración no nace de saber más que nadie. Nace de algo mucho más simple y humano:
mostrar humildad, tener la mente abierta, aceptar ayuda y estar dispuesto a escuchar ideas nuevas ante los problemas que se nos presentan.liderazgo en salud
Cuando un líder con experiencia muestra sus límites sin miedo, transmite confianza, no debilidad. Cuando da espacio al resto, fomenta la autonomía. Y cuando deja de intentar cargar con todo, el equipo comienza a funcionar como un verdadero equipo.
Liderar no es saberlo todo: es crear las condiciones para que todos aporten
Si queremos evitar la cultura de aislamiento —tan común en el sector sanitario— necesitamos líderes que no intenten ser indispensables, sino facilitadores. Porque cuando un líder demuestra que no necesita a nadie, puede parecer admirable… pero nunca es inspirador.
El liderazgo efectivo, especialmente en una clínica, no pasa por ser quien más sabe, sino por sacar lo mejor de quienes te rodean.